Como le pudo hacer eso a Karla. Debio negarse en cuanto las palabras pasaron sus oidos, era tarde para arrepentimientos, lo hecho hecho estaba, y como los carros que no tienen palanca no habia reversa.
Tenia que afrontar las consecuencias de sus actos, sonreir y fingir que nada le paso era lo mejor, estarían juntos de nuevo, dejarian de lado a esa basura de Fernando, ese maldito hijo de Cayo.
Porque malditos rayos se trajo a su hermano. Renata cruzo por enfrente de el como una gran bailarina desprendia un olor dulce de perfume probablemente. Su mirada se fijo inmediatamente en la sexy vampiresa.
-te busca Aro, creo que esta de malas-su cabeza se posiciono en su cuello
-Ay Renatita, porque lo hiciste enojar-le tomo la mano a la mujer.
-Y porque no-una diabolica sonrisa aparecio en su rostro.
-por cierto, manten alejada a Karla, de mi Santi, un dia de estos se me va olvidar que es tu amorcito, y le separare la cabeza del torso y asare un puerco en la fogata-
-Es curioso que te preocupes por mis sentimientos hacia tu cuñada, siendo que ella es casada y con un Vulturi original-ahora era el quien le besaba el cuello de ella
-Sinceramente si a mi cuñado le salen cuernos o no, no es problema, asi como tampoco lo es con quien este casada esa bruta-
-oh vamos, somos amigos de hace años hemos compartido mas que un par de besos. Incluso hay alcobas que no han quedado chicas.
Dime porque te cae mal Karla-buscó sus ojos eran sus punto débil.
-y yo que pensé que los caballeros no tenian memoria-
-Ha falta de damas, falta de caballeros-
-como gustes disculparte. Tú respuesta es muy sencilla a mi me podran decir miles de cosas, pero abandonar un hijo nunca -
la confesión hizo que los besos cesaran.
-¿Un hijo?- que mal chiste era este.